jueves, 13 de junio de 2013

Mi vida en el café (II)

Hace un tiempo atrás escribí una entrada en este blog, sobre mi vida en el café, era sobre todo una reseña de lo que había sido mi vida profesional en el café. De igual manera lo hice en el blog profesional de la empresa (francés e inglés).
La vida en el café no siempre es simple, un día puede darte una tristeza, y el siguiente te lo multiplica por 10 en alegrías. Hay dos cosas que son seguras en el café: la primera que es un producto noble, que supera casi a cualquiera que lo trabaje… y una segunda, que una vez entras a este mundo, jamás saldrás del mismo, es una pasión que dura toda la vida.
Mi vida profesional en el café, empezó una tarde de diciembre, hablando de como aprendí a andar en bicicleta en un beneficio de café. Continúo en un laboratorio, tostando y catando. Y evoluciono hacia la vida comercial. Algo es claro, de la primera a la última etapa, todas han incluido un componente importantísimo, hablar de café. Hablar de verdad.
Hay cosas que son difíciles de vivir, cuando estas al medio del camino. Unos precios bajos favorecen al tostador, a sus consumidores… esos mismos precios, si son demasiado bajos, matan a un productor, su familia y la gente que vive detrás de ellos. Un mercado especulativo y ridículo como el de hoy, le hacen daño a todo el sector. Nunca voy a entender la especulación, nunca voy a entender como un producto tan noble tenga su hogar en la bolsa, y que su precios, sean decididos por gente que nunca en su vida ha agarrado una cuchara para catar un café.
El mercado de café es muy difícil de entender, a veces ni siquiera hay que intentar comprenderlo, no tiene sentido.
Por el otro lado, y sobre lo que más me gusta hablar, el café es un producto noble. El café es un producto que te regala amigos para toda la vida, que te permite conocer personajes a quienes admiraras toda la vida. El café, es un producto que va a entrar en tu vida, que se vuelve parte de ella.
Lo bueno de tener sueños, es que te permiten soportar cualquier adversidad para conseguirlos.


De esas revanchas de la vida

Cuando terminé el colegio, quería estudiar literatura. Caminar la adolescencia con Salinger, Hesse, Wilde y Dostoievski te crea ideas. Ideas de vida demasiado peligrosas si vivís en un país pobre,  donde es pecado no hacerte ingeniero si tenés las mejores notas en física y química. De haber vivido en un país desarrollado, a lo mejor hubiese seguido ese sueño de ser escritor y periodista, de esos cínicos, como Vian o como Bierce. Nunca sabré que hubiese devenido de seguir este camino, para consolarme, a veces pienso que siendo un escritor hubiese escrito un libro sobre el café (las pasiones de la infancia nunca mueren), pero que sabiendo tan poco (profesionalmente) del café, a lo mejor no hubiese pasado de ser un libro bien escrito, con información técnica risible para un profesional… que consuelo, ja.
Pero bueno, la vida te da revanchitas. Hace poco más de un año comencé un proyecto de comunicación en la empresa. Bien entendido, las redes sociales (Facebook, Twitter, Blog…). Desde que lo empezamos, ha sido uno de mis grandes placeres, desarrollar escritos, que al día de hoy todavía me impresiona el alcance que han tenido en Francia y Europa. Tanto ruido hemos hecho, que hasta nos han publicado en revistas de prestigio en el mundo del café (Roast Magazine, Tea and Coffee Trade Journal, etc…).
Un día de bonheur, una noche larga, y un artículo madrugador publicado gentilmente por Aida (que motiva a cualquier persona que se va a considerar siempre una joven promesa… o un ingeniero que a pesar de tener su cartón hace más de 5 años, como Hans Castorp, en su cabeza aun no empieza su ingeniería), me dieron esas chispitas que me hacían falta para volver a darle unas palmaditas a mi blog…