“-On s’emmerde aujourd’hui dit Paton.
-Oui, dit Lune. Tu te souviens la semaine dernière?”
Boris Vian.
Stage
Hace casi seis meses me embarque en una de las aventuras y experiencias quizá más enriquecedoras que hasta este momento de mi vida he tenido, me decidí estudiar en Europa, poco o mucho sabía de lo que era la vida lejos de la familia y los amigos, lejos de ese sol y esa cultura que abona el suelo dónde crecí.
Días difíciles son los primeros llegando al lugar que nos adjudica la nacionalidad extranjera, diferentes son las costumbres, diferentes son las personas, resumiendo algo que a todo punto de vista es lógico, Europa es diferente a América Latina y siendo más específicos, Francia es diferente a El Salvador.
Llegue sin saber que me esperaba, llegue quizá sin saber que esperar, solo pensando en mi futuro, con la certeza que todo abonaría para mi crecimiento intelectual, mi crecimiento académico, mi crecimiento cultural, pero sobre todo sin duda, mi crecimiento personal.
Para mis primeros dos meses decidí optar por el sistema de pasantías de verano que ofrecía mi escuela. Llegar un domingo por la tarde a Francia, con el cambio de horario, para empezar a trabajar un lunes, es sin duda una de las pruebas más duras que he superado hasta estos días. Las madrugadas de la cosecha del trigo, la identificación de familia en los pollos de “Loue”, el ordeño mecánico a las cinco de la mañana, adiestrar una vaca, a la cual para ver casi me toca inclinar el cuello hacia arriba para verle la cara, a entrar a una sala de ordeño, encontrar en un perro labrador el mejor amigo de entre toda la campiña francesa, aprender a manejar cuatro tipos de tractores en cursos de quince minutos por cada uno, son experiencias, que a lo mejor sean duras, pero a la vez solo superables por la sensación de satisfacción que nos dejan.
Si algo tendría que resaltar de mis prácticas además de todo el agradecimiento por como fui recibido y tratado por las familias que me albergaron, sería sin duda a Mayeoul, el hijo de nueve años de una de estas familias, una de las personas más interesantes que he conocido en mi vida, un eterno enamorado de los animales y un experto en serpientes, sabiendo cual es el grado preciso de peligrosidad de cada serpiente que habita en el territorio francés nos embarcábamos cada fin de semana en “la chasse de serpents”, descubriendo los conocimientos más básicos sobre el trato y la interrelación del humano con la serpiente, nuestras aventuras cada vez que terminaban me dejaban ansioso por lo que en la próxima veríamos.
Y no solo eran serpientes lo que se ve en la campiña francesa, jamás voy a olvidar el día que vimos a cinco metros de nosotros un jabalí, separado únicamente por un río, son muchísimo más grandes de lo que uno imagina y según Mayeoul, son lo más rico que ha comido.
Polonia
Y así pasaron mis dos meses de prácticas, para darle paso a una última aventura “pre-master”, mi descubrir de la Europa del Este.
“In Poland you just have to be careful of the skinheads” me decía Sophie en su último mensaje que leí, gran sorpresa que quién iba a la par mía en el vuelo era uno, portando tatuada la cruz gamada en uno de sus brazos, quién no sé si no le hablo al sobrecargo por ser gay o a mi por ser latino, pero yo el lema de la fifa lo cambiaría por “fuck racism” (los clichés no, sobre todo cuando son utilizados por una persona poco seria para hacer comentarios jocosos en sus escritos).
Claro que no voy a centrar mi escrito sobre Polonia en una minoría insignificante de personas que se frustro porque por alguna razón dejaron de estudiar cuando tenían diez años y no les quedo más que seguir el camino de la ignorancia y adorar una ideología que anteriormente fue utilizada por un pueblo (al que aún ahora ellos consideran enemigo) para violar su honor y soberanía en un par de horas, sobre todo porque soy un hombre positivista pseudo llamado de ciencia, que no ve ni el vaso ni medio lleno ni medio vacío en circunstancias globales, si no siempre lleno, mitad líquido mitad gas.
Cuanta diferencia existe entre los países del este con los del oeste, y no solo en lo referente a desarrollo económico, si no en varios sentidos, nunca había conocido jóvenes a los cuales bajo el nombre de un gentilicio podría estereotipar de una manera positiva (y tan positiva) como a los polacos; es increíble cuanto una de esas plagas modernas consideras como una ideología redentora pueda destruir un pueblo, y el mismo renovarse enviando a toda esa larga lista de octogenarios retrogradas que jóvenes de todas partes del mundo, los cuales nunca han tenido cinco minutos para leer un libro de historia, consideran como revolucionarios vanguardistas; contar con un grueso de la población estudiantil enrolada en carreras técnicas quienes dicen ser ellos que levantaran al país en vez de escucharlos decir quién es el culpable de la situación en la que se encuentran.
¡Que viva Polonia y sus mujeres, las noches de Torun y vodka con amigos, su gente simpática y acogedora, y tantas buenas experiencias, sensaciones y percepciones que este país es capaz de dejar!
Tonterías y clichés.
- Me pico un gallo en Francia
- Pasando por trigales me daba por decir “Mi nombre es Máximo Décimo Meridio hijo de…”
- Al llegar a Cracovia, en la plaza que se encuentra a la par de la estación de trenes me dieron una hoja volante sobre el tour del comunismo
- Descubrí que a lo mejor y mi estrategia con las mujeres la debería centrar en papel y lápiz más que en abrir la boca
- Escuchando immigrant song a las dos de la mañana en un tractor para la cosecha del trigo, me hizo imaginarme estar combatiendo en alguna guerra de esas que hacen los gringos en algún país que sus soldados nunca podrían ubicar en un mapa
- Las mujeres alemanas no están muy lejos de ser deidades
- Quisiera ser el personaje de un cuento de Boris Vian
- Descubrí que tengo una debilidad por las mujeres morenas de ojos verdes
- ¿Y si proclamamos a Hesse como la segunda venida de Jesús?
- He descubierto que podría trabajar de cómico imitador
- Si alguna vez llego a ser un millonario compra voluntades y conciencias sin que nadie sepa que paso haciéndose los majes, compraría la alegoría a la muerte de Andrea Andreani… y quizá la colección privada de Rembrandt
- En polaco no significa si y las bromas que los polacos hacen de esto con el vodka, pueden ser peligrosas. Pa pa significa adiós y como idiota me anduve diciendo pa pa y ma ma. La única frase que aprendí en polaco es kurwa mac, tak!