"I won't shake your hands 'cause death has no plans"
Richard Ashcroft
-¡Hoy si me puedo morir contento!- dijo Cans Hastorp mientras caminaba por un pequeño callejón de una ciudad (digamos tan lúgubre como Rennes) y aún con la excitación latente que el concierto de Nick Cave le había dejado, cuando escucho unos pasos provenientes de las sombras.
-Si hay alguien por ahí que osa venir robarme, sepa que no opondré ninguna resistencia- balbuceo Cans entre risas.
-En efecto, vengo a robar algo de ti- se escucho que decía una voz proveniente de la oscuridad.
-¿Y que será? hoy tengo cambio y hasta me haría bien no comerme el kebab que estoy pensando- continuo bromeando Cans.
-Tu vida- dijo el caballero saliendo de la penumbra. Rondaba el metro ochenta, piel blanca, pelo negro largo, jeans azules, camiseta negra con la cara de un conejo morado, sus zapatos all-stars azules, su cinturón café y portaba un abrigo negro con una bufanda del mismo color.
-Que bonita camisa- dijo Cans admirado.
-Gracias- respondió el caballero y continuo diciendo -siempre me gusto Donnie Darko, me inspira a ser original en mi trabajo-
-¿Y cual es su trabajo?, si puedo saber - pregunto Cans.
-Desempeño un trabajo, mucho más antiguo que el desempeñado por las mujeres de la vida galante-
-¿Quienes?-
-Las putas pues- respondió con gesto intolerante.
-ah ok...¿Se dedica usted a mentir?-
-No... soy el frío mensajero del cual nadie quiere recibir mensajes... soy el resultado de una noche de copas entre satanás y el pecado... soy el único ente que ha existido que no conoció el termino discriminación... soy ¡la muerte!-
-¿Esta usted drogado?- inquirió Cans.
-¿Es que no me crees?- contra-argumento el ser que se llamo anteriormente a sí mismo muerte.
-No, no es que no le crea, pero eso de que no discrimina es una buena alucinada, ¡mire que venirme a traer hasta acá!-
-No entiendo tu punto- dijo la parca, mientras invitaba con sus manos a Cans a tomar asiento en la pequeña vereda.
-Es que parece que solo se le da por llevarse latinos últimamente... bueno también chinos y árabes, pero venir a traer un latino a Europa deja su aseveración más mal parada que a Pablo Coelho en la sección de literatura-
-jeje ese esta bueno, el día que me toque visitarlo le voy a hacer la broma... pero bueno, de una vez a lo que venía-
-Le propongo algo, juguemos mi vida en una partida de ajedrez- dijo Cans, en un intento por posponer el beso frío.
-Lo siento Cans, ya vi el séptimo sello- dijo, e hizo un movimiento con su mano simulando tener una guadaña.
-¿Un último viaje cambiándole el nombre por Virgilio ...?-
-No... Pero dime ¿cual es la gana de seguir acá?, la gente es tonta...-
-Incluso acá- interrumpió Cans -dónde tanto critican a los gringos y no andan muy lejos de ellos-
-¡Ves! ¿que te motiva?-
-Pues es que por muy pocas ganas que tuviera de quedarme, pero no creo en la reencarnación, y mucho menos en los aburridos conceptos esos de cielo e infierno... aunque el segundo al menos por la compañía debe ser menos aburrido, supongo, aunque eso de las eternidades igual y debe ser tedioso.
-Me caes simpático Cans, por eso te voy a decir lo siguiente: ¿dime la razón por la que no me temes?, y si me parece válida o al menos interesante, mi viaje de vuelta lo hago solo- prometió la pálida, como quién promete no volver a tomar después de una noche de cointreau.
-Porque desde que comprendí química, mi percepción sobre usted cambio- concluyó Cans.
Se encontró de nuevo solo en el callejón, como quién despierta abruptamente de un sueño, pensando en una sola cosa ¿a dónde es que quedaba esta venta de kebab que cierra hasta las dos?
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