sábado, 10 de abril de 2010

La vida a través de un aro de cebolla

Las horas pasaban mientras lentamente comía mi sándwich de plástico, observar, observar, observar.. ¿porque nunca aprendemos a observar a las personas, los detalles? de alguna u otra manera la vida al hacerlo puedo tornarse un poco menos aburrida, incluso interesante, al aprender al observar además, aprendemos a conocer a las personas, lo que resulta ser un mecanismo de defensa para aquellas personas que se esconden de la soledad o timidez en llamarse introvertidos.

Desde un tiempo acá, tengo la manía de sentarme, hasta estar lo más cómodo posible, sin duda ante la mirada de un laborioso observador debe resultar una imagen tan desplicente como la que representaba la presencia de Faulkner.

Uno a uno empece a observar a las personas que pasaban y las que se sentaban alrededor.

"Se lo digo, esto de la pedofilia en la iglesia es una conspiración judía, ¿porque no sé si usted sabía que la mayoría de medios son de judíos?" decía una señora que anteriormente presumía del precio de su bufanda parisina.
"Así es, es una campaña mediática para desprestigiar al papa" respondía la otra.
"Sabe yo estoy yendo a clases de teología, debería acompañarme, en estos lugares uno aprende mucho, y es infalible ante estos absurdos ataques de los que la iglesia es víctima" sentencio.
En ese momento una imagen vino a mi mente, un cura con su cruz de siete punto cinco centímetros de plata (la plata... cuesta plata), imagen parecida a la de un rapero, 2 tipos de especímenes distintos pero con ciertas semejanzas, el cura probablemente abuso de un niño, el rapero probablemente fue abusado, el cura mantiene un estado de entumecimiento cerebral por adhesión o resguardo de un grupo, el rapero mantiene un estado de entumecimiento cerebral porque le dijeron que debía pertenecer a un grupo y que para estar en este debía actuar de cierta y otra manera.
"¿Y cuanto cuestan estas clases de teología?" pregunto la señora.
"Nada, lo que usted decida donar" respondió la otra.
Lo suficiente para que compre su cruz de siete punto cinco centímetros.
Es muy curioso como a veces argumentamos cosas, que es prácticamente imposible que si las materializáramos al menos en nuestras mentes nos las creyéramos.

Un señor pasaba con su hija, a quién parecía había comprado muchos regalos.
"No papi, yo una ensalada, tú sabes que aparte de lo dañino que es comer carne, ¿lo mucho que sufrió ese pobre animal?" decía la adolescente.
"Pero es rica hija, hay que comer hija, eso es disfrutar" decía su padre, por sus aspecto, un señor de clase media, probablemente media alta o media crediticia por caprichos de su hija, con afición a algún equipo de fútbol europeo, propenso a alzar sus brazos en fotos, propenso al "ascenso" y a la jactancia sobre su superioridad concebida en su cabeza.
"Hay no papi, ¿es que no tienes conciencia? ¡¿cuanto habrán sufrido?!" decía en tono absurdo e irrealmente molesto.
Soy un maldito, ¡desde hoy me remorderá la conciencia cada vez que me tome un vaso de leche muerta!

Un joven fue el siguiente en la lista, camiseta, chaleco formal a rayas, pantalón estilo ramones y un fleco que cubría parte de su rostro, dios mío... ¿será que si algún día se pone de moda reventarse a balazos los dedos de los pies todos andarían cogeando?, es muy probable, porque a muchos por moda no les importa darle su masculinidad de comer al perro de la casa.
Seguramente debe ser introvertido, un ser extremadamente filosófico, reflexivo, introspectivo, me imagino sus padres esconden cualquier instrumento con el que pueda terminar su vida, ¡todo por esa su manía de leer a Johannes y a Werther por las noches solo por suplir ese sufrimiento existencialista del que su alma es parte sin nunca haberlo pedido!

La comodidad es vencida por la rutina, y aunque pueda parecer un vago, es solo mi alma la que se mantiene en una vacación permanente... la vida a través de un aro de cebolla, sin duda se ve mejor.



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