jueves, 8 de julio de 2010

De La France, Pays de la loire, Le Mans, Auvers le Hamon, el Sarthe y otros cuentos (o paisajes de cuentos).


If the doors of perception were cleansed, everything would appear to man as it is: infinite.

Parte I: El viaje.
El sábado pasado salí de El Salvador, para embarcarme en esta nueva aventura, esta nueva vida, este nuevo país que ahora me resguarda, tomando la nacionalidad extranjera.
Las despedidas, como siempre son duras, creo que es tácito el sentimiento que me embargo al dejar a mi familia y a un corazón por ahí, que pensaba ya no era mío.
Entre justo al abordaje para el vuelo a Miami, viendo apresuradamente en cada televisor que pasaba, el partido de Argentina, -por lo menos unos cuatro más les van a meter- dijo un señor regordete con una camisa de España riendo, no creo que fuera muy español, su tez y su cajita de pollo campero me hacían pensarlo, aunque su inteligencia bien lo habría podido situar como un perfecto español, además de su pésima forma de vestir. Los pilotos cantaron cada uno de los goles de Alemania, mucha gente en el vuelo hacía caras de dolor y muchas otras se regocijaban e incluso gritaban, y yo, como admirador en mi infancia de la Argentina, únicamente pensaba en lo imbéciles que pueden llegar a ser a veces las personas por su veneración a una persona, aunque al final el fútbol es algo banal, podríamos decir que no hay mayor consecuencia en hacer técnico de un equipo a una persona mediocre, ¡en mi país lo hicieron presidente! Lo más rescatable del vuelo, sin duda “My one and only” una película que ya había visto con anterioridad, pero que volvería a ver una y otra vez, 3 personajes y 1 secundario que la hacen de verdad una película a ver, muy bien creada, entre tanta mediocridad que en estos días (y para ser sinceros, estas décadas) embargan al cine hollywoodense, Renee Zellweger en una actuación únicamente comparable a su belleza, una mujer entrada en cierta edad, que no comprende que su mayor riqueza no es lo que tiene sino lo que es; sus 2 hijos, el mayor un Oscar Wilde en potencia (“soy muy sensible para conducir” de verdad tenía mucho tiempo de no escuchar una frase tan genial en un filme) y el menor, un perfecto Holden Caulfield, que incluso confiesa que “The Catcher in the rye” es su libro favorito; aunado a ellos, el padre músico y mujeriego, que mantiene viva la filosofía que el amar, no se hace en la cama necesariamente. De verdad una película altamente recomendable.
En Miami, me esperaban 3 horas, entre chicles y desodorante pasaba los minutos en el único bar del aeropuerto en dónde se podía ver el juego de España, que soñaba con que el mote de favorito por primera vez fuera por algo, me senté a verlo. Acá si habían españoles y muchos, y sufrían de verdad, menos mal que Paraguay no hizo gol alguno, pues me hubiera visto tentado a celebrarlo, y quizá no hubiera caído en gracia. Raquel se llamaba la puertorriqueña que me atendió, de lo más simpática.
-¿Tú crees que España va a ganar?- me pregunto una, digamos adulto contemporáneo que estaba a la par mía, -pues es probable- le dije -¡hay sí, ojalá que si!- decía muy alegre con su acento colombiano.
-¿Cómo te llamas?-
-¿Ángel, y tú?- heme ahí tuteando, no es de extrañar que cuando regrese llegue con acento jrraaaances.
-Natalia. ¿De dónde eres Ángel?-
-El Salvador… tú de Colombia, ¿cierto?- Notarán, o más bien dicho notaremos, ¿cuando alguien hace burla de un acento o una manera de hablar?
-¡Sí! ¿Cómo lo sabías?.... ¡¡¡¡hay gol, gol goooooool!!!! ¡Qué emoción, España va a pasar!- sonó su celular –¡¡Siiiiiiii mi amor!! Toma, escucha es mi marido que es español- y me pasó su celular, era un ruido de verdad estridente y molesto.
-Que bien- dije, a la vez que fingí una sonrisa.
-Hay no, y yo ya me tengo que ir, ojalá ya no le vayan a empatar, que tengas un rico viaje Ángel, adiós- y se levanto para hacer la fila.
Yo también tenía que abordar un avión, que por alguna manera, se retraso 45 minutos, menos mal que Hesse estaba presto a hacerme compañía, aunque a veces se haga el difícil.
Del vuelo a París, creo no cabe resaltar mucho, un vuelo un tanto vacío, un señor hindú que hablaba poco inglés y nada de francés, a quién su único gesto de emoción que le vi en todo el vuelo, fue el de enojo porque para comer únicamente había carne de res, la discografía completa de Bunbury y muchas horas de vuelo “insomniando” con diversos pensamientos.
Parte II: La llegada.
Todo el mundo se quiere bajar rápido del avión, todo mundo quiere correr en los pasillos del aeropuerto, al final esos 3 minutos de ventaja se vuelven nada al llegar a la fila de control de pasaporte.
-Passport eurrroopeennee- decía una señorita con una pronunciación más nasal y fuerte como ninguna otra antes había escuchado, y un semblante hindú muy notorio, como de costumbre suelen serlo. La cola era larga y aunado a que había una maleta abandonada, por nuestra seguridad iban a cerrar todo el aeropuerto por alrededor de 45 minutos. Se escucha de todo en una fila de pasaportes no europeos en un aeropuerto tan grande como el de París; una dominicana que rondaba los 19 y que se encontraba en plan de eurotrip con su familia (además de muy buen ver), prestando agradable y ligera conversación, que además reía ante cada pronunciación mía sobre sus preguntas sobre como se dice esto u lo otro en francés, hizo que esos 45 minutos parecieran tan simples y cortos como en esencia un padre nuestro.
Pocos minutos tenía según yo, luego de recoger mis maletas para comprar mi billete de TGV destinación Le Mans, menos mal yo había contado mal las horas, y en efecto me di cuenta que tenía una hora más para hacerlo. La cola para comprar billetes de tren era bastante larga y un señor brasileño se debatía arduamente para preguntarme en francés si ahí podía comprar un billete para Bruselas. Finalmente lo compre y tenía aún tiempo para sentarme a descansar antes que el tren llegara.
Al subirme al tren me encontré con que mi asiento estaba ya ocupado por un niño de unos, quizá 4 años, y su madre excusándose me dijo que habían tomado mi asiento porque si estaba lejos de ellos el niño lloraba, pero que tomara el suyo, que era como 2 vagones atrás. Encontré mi nuevo asiento, y aunque había jurado no dormirme para ver todo el camino, en menos de 5 minutos había caído dormido, hasta que un señor me despertó, excusándose, pero que yo ocupaba su asiento, me lo mostro y en efecto era su asiento, bonita pasada, así que ni modo, me toco irme al vagón cafetería, para a base de un espresso, descansar ahí.
Al llegar a Le Mans me esperaba la familia que me iba a albergar y me albergará durante el verano, contento vi 2 caras que me sonreían con un cartelito que llevaba mi nombre escrito.
Durante todo el camino, hablamos sobre particularidades y conocimientos generales ya sea de El Salvador hacia mí, o Pays de la Loire ellos. Maravillado estaba del paisaje, esa campiña francesa que en cuentos había leído nada más, casas grandes, antiguas, extensiones de terreno enormes, viñedos, cerdos, vacas a la par de las cuales nuestras vaquitas parecerían ser crías prematuras suyas, todo eso y más adornaban todo lo que mi vista alcanzaba a ver.
Su casa de lo más bonita, del siglo 14, quizá muy parecida a la que algún día albergo a Golmundo, dos hijos cercanos a mi edad, 2 perras muy bonitas, una labrador de nombre Ethiopie y una teckel llamada Dianne, un gato cuyo nombre es el mismo que el pico más alto de Marruecos al que suelo llamar únicamente mishu-mishu, y para alejarlo, no para acercarlo; estos eran pues, los que iba a pasar a ser rostros familiares durante el verano para mí.

Clichés y tonterías:
Me agrada que nadie te va a juzgar si no te bañas, o te hacen la preguntita tendenciosa de si te vas o no a bañar ese día. Y no digo que no me este bañando.
El inglés de los franceses es verdaderamente foorrrrmidable (you´re for me, for me, fooorrrrrrmidable, la canción más cómica que he escuchado en mi vida, un coro en inglés de una canción que a todas luces denota su nacionalidad).
Es probable que los jóvenes franceses escuchen más rap que todos los jóvenes gringos ya sean afro o alienados white trash.
Había subvalorado enormemente a Michael Bubblé.
En la campiña francesa hay mucha riqueza, de verdad mucha más de la que creía.
La única persona que me ha dicho saber dónde queda El Salvador (y no que si queda cerca de Brasil, o si es en Suramérica o parte de México, o algún estado gringo o si de verdad no tiene ni idea), lo sabía por la MS13.
El miedo de los franceses a aprender otro idioma o la poca competencia que tienen en efecto de hacerlo es únicamente comparable al miedo que siente un salvadoreño a terminar de leer un libro.
En la campiña francesa, en vez de insultar o en el mejor de los casos argüir con un vegetariano, lo harían barbacoa.
Es propio de un idiota salir de su continente sin un adaptador eléctrico.

He deseado ser una canción de Radio Futura.
A diferencia de nuestro país, cuando hace calor se cierran las ventanas para no dejar que entre el calor.
Se asombran de verme correr en las mañanas, pues acá nadie sale a correr en verano, ¡¡mucho calor!!
Acá la vida es eso: vida. Y no, supervivencia.
Creo que la comida hindú parece poco condimentada comparada con la de esta región.
La música en español que se escucha, es la de Manu Chao.

Para los jóvenes acá, el Pastis es más francés que el vino.

5 comentarios:

  1. Ay no. Ahora ya les vas a dar mala fama a los franceses de que no se banan. Y ya me va a reganar el novio. Jajaja...

    En todo caso, me alegra que hayas llegado bien. Y cómo esta eso del corazón que dejaste? CONTAMEEE!

    Ah, y nos vemos en unas semanas del otro lado del charco! Después te llevaré a conocer "la gran ciudad" de Strasbourg, oiste? :) Te espero durante un fin de semana del otro lado de Francia.

    Te quiero mucho, un gran beso y cuidate!
    Andrea M.

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  2. jaja nombre, no es mala fama... adecuación no más, lo del corazón creo que ya te lo conte :p, hey pero Le Mans no es tan chiquito!! que bonito es la centre ville!!
    Y si, pronto nos veremos!! vos también me tenes que llegar a ver a Angers, te voy a llevar a ver charolais, rouge deprez et poules, el stage no es tan difícil, al menos no tanto como creía, acá el trabajo no es sinónimo de explotación, je.
    Yo también te quiero, un beso y un abrazo!

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  3. Suerte hermano, como siempre un placer leerlo. Para quien no lo sepa, la frase al inicio es de William Blake, y de allí Jim Morrison tomo el "Doors" para el grupo de rock con el que se haría famoso...

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  4. Qué es el pastis, vos?
    Me gusta eso de los clichés, te deseo suerte!!!

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  5. El pastís es una bebida hecha a base de Anís, que es del sur, pero tan universal como el vino, sobre todo por el precio jeje

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