"Me gusta soñar, me gustas tú"
En un pequeño lugar cuyo nombre prefiero siempre acordarme
masticaba sueños un pequeño joven,
maduro como un tomate verde y,
anacrónico como un reloj japonés;
nunca los caminos de sus arterias habían sido recorridos,
uno más uno nunca será dos se había dicho y,
el canto del Ibis por la mañana había ignorado;
la historia de una sonrisa y un beso,
la alegría del sentir y despertar,
es tan fácil cambiar lo que no existe.
Basta la simpleza
o la complejidad;
una de las dos,
es suficiente.
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