"Je est un autre... et lui est un connard" (Yo es un otro... y él es un cabrón).
El próximo diálogo entre Cans Hastorp y Virgilio Corneta, podríamos imaginarlo desde un lugar tan cosmopolita como un bello hotel de Provence o La petite Paris hasta un lugar tan vulgar como un conversatorio sostenido vía un celular; con la única diferencia, que tiene como único fin, aquello que plasmaba Nietzsche al inició de uno de sus libros, adueñarse del pasado mañana, y del día siguiente. Con la vaga idea de apelar a un recurrente juego de la infancia, la imagen seleccionada bien podría recordarnos alguna edición de la librería de bolsillo de Boris Vian, y sin quizá (solamente quizá), buscarlo.
-En una carta que Rimbaud escribió, invento esa idea, en la que intentaba plasmar la completa despersonalización del individuo. El individuo en sociedad es distinto al que en realidad es, y como bien decía Wilde la vida consiste en fingir. Explicó Cans.
-Yo a veces... creo que sos culero, francamente. Sentenció Virgilio.
-Es que con vos no se puede hablar pendejo, de verdad que no. Concluyó Cans, que se vio obligado a omitir un otro argumento que incluía a Eugenio Onegin.
-No pendejo, no es eso, es que vos sabes que ando un poco inquieto por aquellito, me interesaría saber mas que opinas de ello. Interrogó Virgilio.
-Vos sabes que opino, por lo demás, consejos no creo que podría tan siquiera pensar el darte.
-¿Por?-
-Vos sabes bien, porque no me vas a escuchar, los consejos y eso estoy seguro que siempre lo tuviste bien presente, solo nos han servido para pasarlos.
-No maje, no es eso, es que...
-Es que nada, no me querrás tratar de pendejo.
-Transgredir...
-Imagino sabrás bien que es quizá la decisión mas importante que hasta este día hayas tomado.
-Claro.
-La vida no es sencilla, la vida no es fácil... y quizá la complicamos mas de la cuenta, incluso aquellos que nos jactamos de nuestra simpleza. Imagino sabes que no nos vamos a volver a ver en un largo tiempo, y no solo a mi, si no a muchos otros mas.
-Ni me lo recordés.
-Aunque no me lo creas... y quizá ni yo mismo lo haga, pero entiendo lo que haces. Siempre te vi como una maleta en la estación del tren. La maleta verá a muchos partir, enamorará a las flores que crecen débilmente en las vías, incluso verá a algunos lanzarse a los rieles, pero en algún momento abordará el tren. Además, para que voy a juzgarte yo, si todos los demás van a hacerlo y de mi no creo que sea eso lo que esperes.
-Lo que espero, es poder decirte algo cuando te vuelva a ver.
-¿El que?.
-Que la vida me ha tratado bien, y que me acostumbré a vivir al este del Edén.
-Yo es un otro dijo Rimbaud, y vos sos un cabrón... seguro que me lo vas a decir. Finalizó Cans.
PD. Te deseo lo mejor, espero siempre seas consciente que tenes un hermano por ahí.... y que mis hijos se van a coger a tus hijas.
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