sábado, 11 de junio de 2011

Salvavidas

Empacando su vida en un metro cuadrado,
pateando piedras al caminar;
la vida de un trotamundos,
poco tiene de estático,
y algunas veces hasta de ordinario.
Descubrir nuevas tierras
y nuevos rostros,
sin embargo,
se vuelve monótono.
La fijación pierde su sentido
y se vuelve exigente.
Un día esperando,
giré mi vista
y te vi,
poco importo ese clima
que odiaba al suelo en que estaba.
Quién podría imaginarse,
que las flores crecen tan bien
en las vías del tren.

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